14.9.05

A una gota de lluvia...

Supe que la amaba en el mismo instante de verla. Llegó del cielo, como un ángel. Bajaba silenciosa y radiante, limpiando el aire a su paso. Cualquier rastro de polución, pecado o maldad sucumbía a su encuentro... era pura delicadeza, y a la vez inquebrantable y directa en su avance. Mi corazón gemía emocionado, como un niño que espera a su madre en la puerta de un colegio. Mi vista se perdió para el mundo, ya sólo tenía ojos para ella. Quería gritarle "¡!¡ven a mí!¡!", pero también mi voz enmudeció. Ni siquiera reaccioné cuando la vi zambullirse en el gran mar todopoderoso, dueño de este mundo que creemos nuestro. Él se regodeaba en su lecho, orgulloso de su poder... ¡ah, cuánto lo odié por arrebatarme esa luz en mis tinieblas, mi sueño, mi vida! Acudí todas las noches a una playa desierta, para desafiar al mar desde la orilla, con la esperanza de que me la devolviese... por supuesto, no ocurrió nada, y la desesperación empezó a hacer mella en mi alma. Un atardecer, sentado en lo alto de un acantilado, mirando al mar con ojos tristes, me percaté de que algo había sucedido... el azul del mar era más intenso que tiempo atrás, sus olas azotaban las rocas con menos furia, sus profundidades menos oscuras y siniestras, y su presencia menos amenazadora... ¡Ella había vencido al mar desde dentro, en sus propios dominios! Una ráfaga de felicidad apretó mi estómago y mis pulmones, parecía que mi amor iba a saltar al mar antes de que mi cuerpo reaccionase. Entonces era a ella a quien escuchaba saludar al Sol en su salida por el este todas las mañanas, y conversar con la Luna en su ronda nocturna por la línea costera, y quien ofrecía los mejores peces a los pescadores que allí lanzaban sus redes... quería acariciarla y extendí mis manos y mis dedos dulcemente. Me quedé de piedra cuando ella, en tiernos susurros me dijo que no... que yo debía luchar por mis propias metas, abrir la caja de los sueños y dejarlos realizarse... ella había alcanzado el suyo y se sentía Libre en su nuevo estado... ahora era indistinto pronunciar "el mar" en honor al antiguo tirano y señor de los océanos, o "la mar" en honor a ella, la nueva reina del azul saladao. Un escalofrío recorrió mi espalda, la miré y le di las gracias con una sonrisa. Me volví hacia mi mundo y lo miré entusiasmado, abriendo bien los ojos, los ojos de un soñador, de un luchador, de un amante de la vida construida con momentos (como un novato jugando al dominó, que coloca cada ficha cuidadosamente, pero sin importarle qué piezas saldrán después ni cómo terminará la partida). Todavía la recuerdo en los días de lluvia, cuando miles de gotas descienden del cielo como ella, en busca de su sueño... unas quieren surcar los mares, otras descender ríos y atravesar valles, otras hundirse en la tierra fértil y crecer en los árboles... hoy sé que todo el poder del mundo puede estar concentrado en una gota de agua.

Te cuento esta historia ahora, mientras ocultas tu cara entre tus manos y te compadeces de tu desdicha. No es mi amor lo que te niego, eso lo tienes, es sólo mi vida lo que reclamo. Quiero que cuando esas lágrimas que recorren tus mejillas lleguen a tu boca, sientas su sabor salado, y la recuerdes a ella. Quiero que eches tu cabeza en mi pecho y duermas, y que sueñes, y que dejes que el sueño le hable a tu alma, y que cuando despiertes encierres esa tristeza en una botella y se la lances al mar (a la mar), y que al girarte, seas capaz de construir un camino con tus propios pasos, uno tras otro. Sí... lo sé... te comprendo... te estoy pidiendo que sigas un sueño, que fue mi sueño de Libertad, pero que no es el tuyo... tienes razón, y por eso me conformo con que al mirarte, no haya odio en tus ojos... no me reproches que nuestros pasos se separen en este punto, en este momento... lo necesito... hoy quiero ser una gota de Lluvia...


(TEE7H1NG; 28/10/2004)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Puto subnormal no nos interesan tus egocentricidades. xDD Se Feliz...