30.7.07

Love Hurts

Infinita, como la soledad del jinete cabalgando en la estepa una noche sin luna.
Fría, como la piel de escarcha que cubre su ropa al amanecer en febrero.
Sosegada, como el canto de la joven enamorada que viste sus mejores encantos ante el espejo, antes de la deseada cita.
Inerte, como la mirada del perdedor, confiado, en una partida de cartas.

Así es su espera, así siente el latido de su reloj, cada segundo...

...y se acerca el momento, se acerca el final... del dolor, del sufrimiento, de las llamadas perdidas, del espejismo de besos...

Hoy dará muerte al monstruo torturador, hoy se liberará del peso de sus cadenas y verá más allá de las paredes de su prisión.

Lo acecha, puede verlo acercarse con las primeras luces del alba, tiene preparadas sus mejores
armas, se plantará frente a él y lo destruirá sin más dilación.

Está frente a él... Mirada cómplice, juguetona e inocente. Recuerdos de momentos pasados en el
paraíso fingido, un susurro hechicero se abre paso entre la brisa... afiladas garras que de un
fugaz zarpazo atraviesan sus costillas... se desmorona... una vez más, el monstruo implacable ha
vencido y aúlla enchido de orgullo... la única piedad que conoce, es la muerte... y nunca le será
concedida...



(TEE7H1NG - 27/07/2007)

18.7.07

RE-presión

Había perdido el control, y esto hacía que sus órdenes se convirtieran en errores y sus errores engendraban ira, y su ira le hacía perder el control...

Ocurrió de manera súbita y espontánea... en su intento por huir de sus propios gritos, había conseguido invertir el proceso de su voz... ya nunca pronunciaría una sola palabra. Pero al igual que sus nefastas órdenes, esta negación al lenguaje articulado también se convirtió en ley natural, inhibiendo la palabra en cuantas personas circulaban a su lado. Ya nunca más existiría un "buenas tardes, señor", ni un "lo que usted diga, señor", ni un "te odio, señor" (castigado con pena de muerte). El más leve intento de pronunciar una simple palabra a su lado, hacía que cada sílaba refluyera hacia la mente del emisor, reconcentrándose en idea, diluyéndose en intuición y, tras unos segundos de confusión (durante los cuales el individuo permanecía en estado de shock), ya no había nada.

El silencio era su reino, y la ausencia de comunicación convirtió a la soledad en su única compañera. No había nadie a quien dar órdenes ahora, nadie a quien prohibir, ni convencer. Nadie se lo había dicho, pero quizás se había vuelto loco... tampoco él mismo se lo podía preguntar, ya que siempre lo había dicho todo a gritos y al menor intento de construir la frase interrogativa en su boca, ésta se autodestruía y se desvanecía en ninguna parte.

Cierto día, se quedó perplejo al encontrarse con un niño sentado sobre el muro del puente viejo. Éste lo miró con ojos brillantes de inocencia, pero al mismo tiempo sabios y confiados. "No puedes con tu genio, ¿verdad?"... se quedó clavado en el sitio, atónito al escuchar las palabras del niño, ¿cómo había conseguido pronunciarlas??? Analizó durante unos instantes la situación, hasta que el orgullo de su propia lógica le llevó a tomar una firme determinación, como era característico en él... realmente, se trataba de una inmejorable ocasión para ejercer su derecho privilegiado, que tanto tiempo le había sido injustamente negado... llenó sus pulmones de aire y se dispuso a lanzar la orden en grito... "¡!¡CÁLLATE!¡!" esperaba escuchar al fin de su enérgica voz... y fue esa misma energía, el orgullo de la superioridad de su imperativo, la que invirtió una vez mas el proceso, y antes de emitir el más leve sonido, se hizo la nada...




Que nadie,

nunca,
nos niegue
el derecho
a expresarnos
con franqueza,
sin miedo,
sin rencor,
con libertad...


(TEE7H1NG - 17/07/2007)