Ocurrió de manera súbita y espontánea... en su intento por huir de sus propios gritos, había conseguido invertir el proceso de su voz... ya nunca pronunciaría una sola palabra. Pero al igual que sus nefastas órdenes, esta negación al lenguaje articulado también se convirtió en ley natural, inhibiendo la palabra en cuantas personas circulaban a su lado. Ya nunca más existiría un "buenas tardes, señor", ni un "lo que usted diga, señor", ni un "te odio, señor" (castigado con pena de muerte). El más leve intento de pronunciar una simple palabra a su lado, hacía que cada sílaba refluyera hacia la mente del emisor, reconcentrándose en idea, diluyéndose en intuición y, tras unos segundos de confusión (durante los cuales el individuo permanecía en estado de shock), ya no había nada.
El silencio era su reino, y la ausencia de comunicación convirtió a la soledad en su única compañera. No había nadie a quien dar órdenes ahora, nadie a quien prohibir, ni convencer. Nadie se lo había dicho, pero quizás se había vuelto loco... tampoco él mismo se lo podía preguntar, ya que siempre lo había dicho todo a gritos y al menor intento de construir la frase interrogativa en su boca, ésta se autodestruía y se desvanecía en ninguna parte.
Cierto día, se quedó perplejo al encontrarse con un niño sentado sobre el muro del puente viejo. Éste lo miró con ojos brillantes de inocencia, pero al mismo tiempo sabios y confiados. "No puedes con tu genio, ¿verdad?"... se quedó clavado en el sitio, atónito al escuchar las palabras del niño, ¿cómo había conseguido pronunciarlas??? Analizó durante unos instantes la situación, hasta que el orgullo de su propia lógica le llevó a tomar una firme determinación, como era característico en él... realmente, se trataba de una inmejorable ocasión para ejercer su derecho privilegiado, que tanto tiempo le había sido injustamente negado... llenó sus pulmones de aire y se dispuso a lanzar la orden en grito... "¡!¡CÁLLATE!¡!" esperaba escuchar al fin de su enérgica voz... y fue esa misma energía, el orgullo de la superioridad de su imperativo, la que invirtió una vez mas el proceso, y antes de emitir el más leve sonido, se hizo la nada...
Que nadie,
nunca,
nos niegue
el derecho
a expresarnos
con franqueza,
sin miedo,
sin rencor,
con libertad...
(TEE7H1NG - 17/07/2007)
2 comentarios:
Plas, plas, plas.
Ojalá pasara así con todos los represores, con cuantos acallan voces en beneficio propio.
Mientras vas actualizando..como por aqui hay mucho material te voy comentando en post antiguos, jeje! Que estamos en epoca de vacas flacas y hay mu poco trabajo.
Vaya!! Esto si que es un bucle infinito. Suele ocurrir que cuando perdemos los nervios las cosas a nuestro alrededor suelen ir a peor.
Jam�s intentar imponer un criterio es una buena manera de hacer entrar en raz�n a alguien. Si una persona acata una orden por miedo antes o despu�s acabar� rebelandose algo en su interior que no puede traer nada bueno.
En realidad el mundo ser�a mucho mejor si todos hablaramos, acordaramos globalmente, aprendieramos a escucharnos..
Nunca lo hab�a pensando, pero tienes raz�n con respecto a lo que me has comentado..El ser humano nunca tuvo sentido COMUN, tuvo sentido 'indivual'
Saludos
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